Decantación
En los decantadores se recogía el líquido obtenido tras el prensado. Bastaba dejar la mezcla de los dos líquidos
en reposo durante cierto tiempo para que espontáneamente
el aceite, que es más ligero, flotara, y el alpechín, oscuro y de fétido olor, junto con otras impurezas en suspensión (las heces, borras o morgas) precipitara al fondo de las pilas.
A los 4 ó 5 días con ayuda de alcuzas o jarras de hojalata, el aceite era fácilmente trasegado a otros recipientes situados detrás de la prensa y ya libre de impurezas quedaba listo para
ser utilizado.
El alpechín y las morgas o posos, no se desechaban sino que
eran utilizadas para fabricar jabón.
Para trasvasar el aceite a los recipientes de boca estrecha en
los que se trasportaría a las casas, eran necesarios embudos de hojalata. Al ir escurriéndose éstos, el aceite que día tras día se acumulaba en el Torno de Buera en una pila, era donado al Santuario de Dulcis para iluminar la lámpara de la Virgen.